En el post anterior -"Democracia económica"- señalé que cada una de nuestras libres decisiones económicas eran el equivalente a nuestro voto político. Y que el conjunto de ellas en una sociedad determinada conformaban "el mercado".
Pero qué pasa cuando el Estado interviene en la economía anulando nuestro voto y lo ejerce por nosotros?
Más allá de restringir nuestra libertad, y por lo tanto, la democracia del sistema, lo que hace es cambiarlo a su antojo, interrumpiendo la comunicación económica social y por lo tanto, distorsionando todas las señales del mercado.
La gran paradoja es que al hacerlo genera grandes perdedores y ganadores de la forma menos deseada por nosotros, más absurda y arbitraria que podemos imaginar.
En estas últimas semanas, elegí estas tres noticias de la realidad económica que a continuación linkeo sobre algunas de las absurdas consecuencias que provoca la prohibición del Estado argentino de comprar y vender dólares libremente.
Sugiero que las lean y saquen sus propias conclusiones.
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La pintura es de Juan Genovés.
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